Existe una práctica anticuada (y potencialmente peligrosa) que promovía la limpieza de las rejillas de cocción colocando papel de aluminio sobre ellas, poniendo la barbacoa a fuego alto y dejándola funcionar durante un rato. Esto es un NO-NO. Colocar el papel de aluminio sobre las rejillas puede restringir el flujo de aire previsto dentro de la barbacoa, lo que podría provocar daños en los componentes internos, por no hablar de crear una situación peligrosa.
También, en el tema del papel de aluminio, está la práctica de forrar la bandeja inferior deslizante con papel de aluminio. Esto se hace generalmente como un método de ahorro de tiempo para la limpieza, por lo que no se tiene que limpiar manualmente la bandeja inferior, en lugar de ello, sólo se puede sacar el papel de aluminio y forrarla con papel nuevo, según sea necesario.
El problema es que la bandeja inferior de nuestras barbacoas están diseñadas específicamente para maximizar el flujo de grasa hacia la bandeja colectora. Si alguna vez ha forrado algo con papel de aluminio probablemente recordará que al hacerlo se crean todo tipo de crestas y pliegues en el papel de aluminio, ya que pocas personas podrían molestarse en sentarse allí y alisar cada cresta y pliegue.
Estos surcos y pliegues crean barreras para el flujo adecuado de la grasa a la bandeja de recogida, lo que prepara el escenario para que se acumule en la bandeja inferior, lo que a su vez, aumenta la posibilidad de incendios por grasa y llamaradas.
Platos de aluminio en la parrilla.
Sin embargo, el papel de aluminio tiene aplicaciones útiles en nuestras barbacoas, y funciona bien como paquete improvisado para ahumar. También es ideal para envolver verduras, costillas, pescado y otros alimentos que se cocinan de otra forma en la barbacoa.