Una de las herramientas más prácticas antes o después de cada sesión de cocina es el cepillo para parrillas. La mayoría de la gente lo deja colgando de la barbacoa para tenerlo siempre a mano. Así, el cepillo para parrillas debe sufrir los avatares del uso frecuente y los elementos. Durante el uso normal, aplicamos presión para cepillar enérgicamente los restos de los alimentos quemados, y esa acción desgasta las cerdas. Si consideramos además el desgaste ambiental causado por la lluvia, la nieve, el calor desértico y la humedad subtropical, los cabezales de madera y de plástico de los cepillos pueden partirse, agrietarse y deformarse.
Deberías renovar tus cepillos para parrillas, al menos, una vez por temporada (más a menudo para entusiastas frecuentes de la barbacoa). Antes de cada uso, comprueba tus cepillos en busca de daños tales como cerdas sueltas. En caso de hallar cerdas sueltas, desecha y sustituye el cepillo afectado.
Existen muchos cepillos entre los que elegir, así como otras alternativas. A continuación se recogen unos consejos de compra.
- Escoge un cepillo con un mango lo bastante largo para protegerte las manos, los brazos y la ropa de las llamas y el calor de la barbacoa.
- Selecciona un cepillo de buena calidad con cerdas de acero inoxidable que se vean firmemente ancladas al cabezal o mango.
Sigue siempre las instrucciones de uso y seguridad del fabricante y usa manoplas de barbacoa para protegerte las manos y los antebrazos cuando cepilles una rejilla de cocción caliente.